martes, 16 de julio de 2013

¿Y si el río no suena?



— Pregúntale a los milicos qué hicieron en la moneda

Ya es por todos bien sabido, se rumorea bien seguido por las señoras que esperan pacientemente en la carnicería a que les despachen su kilo de retazo; incluso, la otra vez le se lo escuché decir a la chica que acompañaba al chofer de la micro. El gobierno nos esconde sus chingaderas, y la verdad no estoy seguro de dónde las esconde porque son inmensas en número y variadas en colores. Yo me imagino (por lo que he escuchado en las calles) que son tantas que no cabrían en el país si las formáramos por estaturas. Tal vez las entierra debajo del Valle de México y debemos a eso nuestra altura sobre el nivel del mar. La verdad yo creo que nunca lo sabré, y no porque sea un desinteresado de la vida política del país, mucho menos porque pase por alto lo que todos dicen y se sabe a ciencia cierta: El gobierno le oculta cosas al pueblo para chingarle sus millones (incluso oculta que le chinga sus millones y que sean tantos los que se roba).

Yo sé que no faltará el listillo simpatizante de la tiranía que llegará a preguntarme que si el gobierno oculta tanta porquería debajo de la Ciudad de México, ¿cómo es que se sabe acerca de las infamias que el Estado comete contra el pueblo? Bueno, por un lado podría responder algún atarantado simpatizante de la represión diciendo que el gobierno nos esconde cosas o bien, porque no somos capaces de comprender sus decisiones, o bien porque a veces es necesario mentirle al pueblo si queremos lograr el bien común. Sin embargo, yo creo que el pueblo no es un pendejo y que se da cuenta de muchas cosas que los noticieros no informan, simplemente porque los ciudadanos están allí cuando pasó. Al gobierno se le olvida que la ciudad tiene ojos, y que una de las cosas que más placer le da al hombre es mirar, observar atentamente lo que hacen los demás; no es gratuito que una de las actividades favoritas del pueblo sea chismear. Volviendo al tema, las chingaderas cometidas por los pocos que tienen el poder, siempre serán denunciadas por algún ciudadano con la entereza suficiente y el valor para alzar la voz. Si no me creen, dense una vuelta por una de esas páginas que dicen la verdad por internet, hay varios sitios que informan al ciudadano de los crímenes que nunca salen en la tele o en los periódicos, páginas que llevan por estandarte reporteras con renombre e integridad, que nunca se venderían a un partido político en específico para ganar simpatizantes (rojos, por ejemplo), mucho menos, prestarían su buena imagen a un montón de investigadores de segunda que reportan noticias inventadas o cuya finalidad no sea la de llevar la verdad a los ciudadanos. Estos reporteros son amigos del pueblo, y entre amigos no hay mentiras.

Dejemos el siglo XVI atrás y volvamos a nuestra época. Sí, es cierto que el gobierno comete crímenes terribles y que no nos entera de ellos porque se avergüenza de todos los feminicidios, violaciones y candidatos oaxaqueños que estando difuntos que ganan las elecciones. El Estado, se compone principalmente de vergüenza y de actos de esta calaña, lo sabe tan bien, que desde hace unos cinco años, ha instalado en la ciudad cámaras en cada esquina (o al menos en la Ciudad de México), esto es para mantener vigilados a los ciudadanos y monitorear a todas horas lo que hacen: los lugares donde se juntan a chismear, y sobre todo, señalar cuál es el lugar perfecto para cometer crímenes sin testigos. Bueno, lo que yo vengo mostrando como ciudadano comprometido con el bienestar de mi país, es que esos métodos antiquísimos han quedado en la historia y ahora resultan obsoletos. Verán, sucede que en esta época, vivimos al día, en una comunidad donde compartimos todo, todo el tiempo, por la sencilla razón de que somos personas que ejercen su derecho de libertad de expresión. Sí, es cierto que hay gente malintencionada que está viendo a quién secuestra a través de las redes sociales, o está llenando jeringas de sida y las está poniendo en los cómodos asientos de los cines; sin embargo, sería exagerado preocuparse por esta escoria de la sociedad, basta con restringir el acceso a tus redes sociales y listo, quedas protegido. Puedes seguir compartiendo tu vida diaria con tus amigos, conocidos, vecinos y dealers. No hay necesidad de espiar con cámaras de vigilancia las veinticuatro horas del día, el pueblo se observa a sí mismo todo el tiempo desde tiempos inmemorables.

Lo que sucede es que el gobierno no se entera, está muy ocupado robándose nuestros millones, como para darse cuenta de que los ciudadanos de ahora son diferentes a los que habitaban cuando Cesar Borgia era el ejemplo a seguir. Los ciudadanos de hoy en día, sabemos lo que hacemos, tenemos mejor conocimiento de las consecuencias de nuestros actos (en la era de la información, ¿cómo no lo tendríamos?), pero, más que nada, sabemos comportarnos, es decir, no vamos por el mundo cometiendo crímenes (cosa que el anticuado gobierno sí hace). Los ciudadanos de hoy en día lo compartimos todo, con nuestros amigos y vecinos, no importa que tengamos años sin cruzar palabra (o mirada) con ellos. Ahora sabemos en qué lugar se encuentran, quiénes son sus acompañantes, a qué se dedican y hasta sus placeres culposos; todo esto gracias a la tecnología y a las redes sociales. ¿Y es que cómo no saberlo? Nuestros amigos no son criminales, tampoco andan haciendo fechorías ni nada que los avergüence. Lo que sucede es que la gente de ahora no tenemos nada qué ocultar, lo compartimos todo: desde nuestro desayuno, hasta el gusto que encontramos en la maravillosa experiencia que es bañar a un bebé, no hay nada qué ocultar porque no somos de esa gente fea que anda secuestrando o asesinando. En esta era de la información, lo que reina es la confianza: todos confiamos en todos y les compartimos toda nuestra vida, si no me creen dense una vuelta por Reddit. Los redditors se comparten sus proyectos, sus historias, sus deseos y sus cuerpos, no hay nada que no se pueda encontrar allí; ¿y por qué habría de faltar? Somos tan libres de publicar nuestros genitales como de expresar nuestra opinión (ambas cosas son tan naturales como respirar o el sexo), de hecho, me parece que poco a poco, cada vez más gente se va dando cuenta de que quien esconde algo es, sin duda, alguien malicioso (o agente del gobierno). Pero con la colaboración conjunta de los que no tenemos nada qué esconder y la fuerte voz que levantamos señalando a los que sí, dentro de poco, los que viven en las sombras, no tendrán más remedio que esconder su pudor.




1 comentario:

  1. El señalamiento a la pérdida del pudor, me ha hecho pensar en la manera como se disuelve la comunidad una vez que se pierde la distinción entre lo público y lo privado.
    El problema con esto creo yo no sólo es señalar lo que ocurre cuando tal cosa se pierde sino más bien decir en qué sentido la pérdida de tal distinción es problemática, es decir ¿Hacia dónde va ese señalamiento?

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